Cuando no llega el amor porque uno no quiere.
Y no se puede obligar a sentir ni a pensar
(ni se me ocurre tan inexorable idea)
que esto es posible y es bonito.
Si tú no quieres… si tú, solo ves el miedo.
El comienzo es tan fácil, tan frágil
que con mimo se le da la vida
luz y pasión, porque Vida lo llena todo.
Y si tú no quieres, si te cierras…
Cerrarse a la vida, quedarse en la zona de confort
por miedo a sufrir, no hay riesgo
y sin riesgo, no hay ganador ni perdedor
solo dos almas desorientadas en un abismo.
Un universo que no ha nacido
y ya se está muriendo
y solo depende de nosotros
darle aliento, sin pensar tanto.
Que el amor con tanta razón se muere
Que el amor con el miedo se apaga
Que el amor con barreras se entristece
Que amor, el amor es un milagro
y matarlo una insensatez.
Qué es sino el amor aquello donde todo nace
y es en el amor donde desaparecemos.
Sentir es de locos, grandes locos por vivir
intensamente, sin pausa, sin prisa.
No malinterpretes mis palabras,
se las lleva el viento, lejos
hasta dejar de verlas, como un suspiro
raudo y sin piedad, no queda nada.
Un vacío que se llena rápido,
tan rápido como tú quieras.
Si te vas, no me pidas permiso,
vete sin que te oiga al salir
(aunque prefiero que omitas
estos dos últimos versos).
Que cuando vaya donde estabas,
ya te haya olvidado, un imposible.
Daría cualquier cosa para que el viento
se llevará mis palabras, muy lejos.
Palabras vacías que dije un día sin pensar,
palabras que se llenaron de la rabia
de saber que te perdía lentamente
sin clemencia, sin darme cuenta, tonta de mí.
Y ahora no sé qué sientes ni qué quieres
ni qué tienes preparado para mí.
Me perdí por el camino y me encontrado
sola, tratando de entender
si tu alma es sincera cuando calla.
Pena silenciosa por tener que conformarme
con escribir estos versos vacíos de ti
y llenos de lágrimas que nacen de dentro.
Lágrimas que no mojan, pero que arañan.
© Clara Creig (WINGS)